Con fuerza cerré aquel libro de romances y lamentos,
hojas color marrón y un leve aroma húmedo,
los sueños narrados no eran más razón que el olvido,
el papel gastado secuela de las heridas aún en sangre y
la tinta escurrida huella de tantas lágrimas,
lineas de encendidas y divinas emociones perdidas en el tiempo,
tinta invisible dibujó ilusiones en el corazón de un hombre.
Con fuerza cerré aquel libro de romances y lamentos,
el perfume de la mujer que inspira las líneas
refresca el aroma de la vida y del amor pleno,
castillos de nubes, ilusiones eternas para declarar su amor,
años de luces y sombras, asir de un sueño compartido,
la razón y los miedos un enemigo que asecha,
la razón y los miedos un enemigo que destruye.
Con fuerza cerré aquel libro de romances y lamentos,
el mar que tantas veces fuera fuente de alianzas
golpea ante los recuerdos presentes y que aún sangran,
las montañas que fueran testigo de tanta pasión y caricias,
solitarias y en silencio padecen el frío inminente de este invierno,
no hay calor, no hay besos, no hay cuerpos desnudos,
tan sólo queda el recuerdo trazado en estas líneas, líneas
que recuerdan para que en consecuencia pueda comenzar a olvidar.
Con fuerza cerré aquel libro de romances y lamentos,
el torrente de sentimientos derramados sobre el papel no merecen la pena,
el sólo testimonio vivo de lo que fue su presencia enciende nostalgias,
bajo un lodo fresco he de enterrar su recuerdo, su mirada, sus pobres caricias.
Con fuerza cerré aquel libro de romances y lamentos,
las ilusiones se pierden entre senderos dispersos, en caminos llenos de contrastes,
no hay más páginas para seguir escribiendo, no hay luz, no hay poesía,
no hay más tinta que resista tanto sufrimiento, tanto sosiego.
Nuevos aromas y un corazón renovado,
caminos de luz mutua para un amor en semilla,
una bibioteca empolvada para dejarle al olvido,
El Libro de romances y lamentos.
JojorGe