Desperté a media noche

Desperté a media noche, el ventanal entre abierto desviaba de su ruta a una solitaria brisa fresca, el silencio traído en ella era la evidencia del vacío que había en las calles, unos perros vagabundos en busca de comida y los faroles de la plaza iluminando la nada, eran los dueños de toda la cuadra. Ese viento rozando en mi cara, brindándome o robándome el sueño, me trajo un recuerdo, me regalo una imagen y un verso, me hablo de paz, de amistad y un poco de amor, deparo en mi egoísmo, en mis ambiciones, en mis miedos; ese viento rozando en mi cara depositó en mi alma esa inocencia que sólo es posible en los niños, me hablo de mi hijo, de mis padres, de mi familia, me hablo de mis sueños, me hablo con cariño.

Desperté a media noche, el silencio repletaba la habitación, sentí la fuerza de un cuerpo apoyado en mi cama; una voz susurrante que no pretendía atemorizarme dijo mi nombre, me senté en la cama, lentamente abrí mis ojos y de la misma manera pude distinguir su figura. Ahí estaban sus ojos sinceros, hermosos, piadosos. Su voz amorosa rozando en mi cara. Me saludó con cariño y se disculpó por visitarme a escondidas, quise responderle y lo evitó rozando mis labios con su mano, dejó silencio y nos miramos serenamente durante  algunos minutos, se acercó, me abrazó, apoyó su cabeza en mi pecho y lloró.
Desperté a media noche, ahí estaba ella, observándome con su rostro amable, ahí estaban sus ojos sinceros, tristes y a la vez bondadosos; su cabello rizado, sus manos tibias, su cuerpo precioso.
Desperté a media noche, impulsado por su presencia y el suave suspiro de su alma, su brillo ajeno a mis ojos.  Ella era el viento, ese viento que abraza con fuego al interior de mi alma.

Desperté a media noche, como todas las noches. Ahí estaba mi ángel, el ángel de mis sueños, ese ángel de ojos tristes que adormece mis penas, que me escucha mientras sueño y se queda en la vigilia de una noche eterna, ese ángel que me devuelve la vida, ese ángel que me abrazó con ternura, con una ternura tal, que nunca supe devolver.



Escrito por Jorge Eduardo Rojas
Domingo 7 de diciembre, 2:50 a.m.

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