Tal vez fui yo, tal vez fue el sol

Ciertamente aunque un poco tarde, caigo en la convicción y lejos de ser alucinación el mero hecho de navegar, el mero hecho de suspirar y soñar bajo un amor que no me corresponde. Ella me ama, me ama con nobles intenciones, intenciones venidas de su ingenuidad, de su verdad más serena, me abraza y me adora con el cuerpo. Amor que a través de un arte que sólo la magia podría invocar ha sido puesto bajo la custodia y mirada de la luna, es un amor tan puro que fue abrazado por el sol hace un par de amaneceres, fue cobijado por las estrellas cuando de el brotó su primera lágrima para luego ocultado en la infinidad del universo. Ella me ama, pero lo hace en silencio -le han arrebatado la esencia, le han perpetrado ese amor que quiso destinar para mi alma. A través de la distancia puede sentir la presencia de ese amor, sin embargo, no logra sentir el calor en su sangre, no percibe su vibra en la piel, le han arrancado la fuerza, le han despojado la potencia de su espíritu. Tal vez fui yo, tal vez fue el sol.

Ciertamente aunque un poco tarde, me observo detenidamente, escucho la voz de mi corazón que pareciera haber logrado un acuerdo con mis pensamientos más sensatos; me veo en el desierto enamorado de su virtud, obsesionado con poseerlo para hacer con el mis deseos. Ella es el desierto, desierta está mi alma, desiertos los latidos de su corazón.

Me destroza aceptar que ella se ha rendido ante las restricciones de los astros. Espina clavada en mi pecho es la imagen de su rostro sin palabras, espina que derrama la sangre de mis ganas, la sangre que me mantiene en agonía, sangre que poco a poco escapa de mi corazón y me arrebata el aliento, me despoja una vez más las esperanzas que lograban mi equilibrio emocional.

Su amor es un tesoro, es tierra fértil esperando la semilla para cosechar caricias, es aire fresco que merodea con su brisa renovando ilusiones, es fuego tibio esperando un cuerpo para cobijar entre sus brazos, es agua mansa que refresca y hace olvidar las heridas de un alma triste.

Me destroza entender que su amor no me corresponde y menos pertenece, tampoco es para ella, es una joya codiciada por la luna. Espina clavada en mi pecho es su cuerpo torpe y cansado antes de dar la lucha, espina clavada en mi pecho son los errores que he cometido en mi asedio, en mi intento de despertar sus emociones, en mi necesidad de sentirla mía.

Ciertamente aunque un poco tarde descubro entre las ruinas que el sol es un bandido, la luna su cómplice y las estrellas están ahí para confundirme. Me quejo con los brazos abiertos, con la piel erizada y con el corazón entre mis manos.

Me decepciona haberme perdido en un laberinto, un camino sin salida y sin destino que fue construido para mantenerme distraido aunque yo pensara lo contrario, para alimentar a ese amor que no me corresponde y menos me pertenece, a ese amor que fue encubado en el corazón de una mujer que hizo su cuerpo mio, y que hizo sus ganas un sueño sin sentido.

Su amor trasciende en las fronteras de mis sentimientos y de mi alma, lejos de ella, lejos de su objetivo, oculto como un tesoro que revela verdades, como un obsequio protegido por los astros y que un atardecer le será devuelto para dárselo a quien le sea digno, digno de su fuerza, de su pureza y de su cantidad.

Esta noche le hablo a través de estas líneas, le hablo a su amor, sin esperar respuestas, sin esperar un gesto, leo en voz alta para que la luna repita, leo con fuerza para que el sol sienta miedo, leo con ternura para que las estrellas me cobijen algún día. Espina clavada en mi pecho son las huellas y su recuerdo, son los sueños perdidos y los años que nunca llegarán. Esta noche la he perdido, tal vez fui yo, tal vez fue el sol.
No hay consuelo, no hay palabras ni tiempo que me hagan olvidar, esta y cada noche recordaré su rostro y buscaré eternamente su amor entre las estrellas, lo reclamaré como mio aunque no sea quien lo reciba entre mis huesos, aunque no sea yo quien reciba su pasión, su calor y su deseo.