Las razones se desbordan, ya no hay calor ni las fuerzas necesarias para seguir caminando por esta ruta, ruta agrietada de tanto dolor, de estar tan sensible a los golpes estridentes de nuestra agonía. El tiempo recoge lo que le pertenece y no otorga más chances, es un final necesario, tan necesario como el amanecer que suaviza el pensamientos de los hombres, tan necesario como el sol que renueva las esperanzas de la tierra.
Las razones se desbordan, razones ajenas a un sentimiento pero con tal fuerza que a través del tiempo se encargaron de anular la esencia, de eliminar la magia de una flor y la pureza de una mirada enamorada.
El amor se ha entumecido en el alba, esperando en cada amanecer, anhelando en cada suspiro; -rosa sin espinas, rosa que no florece, rosa venida del dolor, arranca las raíces de un amor que no fue más que una ilusión.
El amor se ha entumecido entre lagrimas, lagrimas venidas del vientre de mi alma, de comprender que su piel no me pertenecía, que sus ojos nunca navegaron en consonancia con los míos, de reconocer que sus sueños nunca provocaron el despertar de mis pasiones, de reconocer que ella nunca fue mía.
Las razones se desbordan y me detengo a escribir estas líneas, a dedicarle este último instante a los bellos momentos que vivimos juntos, a las infinitas veces que reímos, a las incontables veces que nos abrazamos desnudos. Las razones se desbordan y se mantienen para recordarme que no hay amor sino hay locura, que no hay sueños si estos no se comparten, que no hay ilusiones sino te erizan la piel de sólo despertarlas en tu imaginación, que no hay felicidad sino brota desde el alma.
Dedico estas líneas a los momentos, al recuerdo que llevaré de una bella persona, de una mujer que se esmero por navegar en mi océano, pero no que no logro darse cuenta que no había puerto para detenerse, y que juntos siempre navegaríamos en la tempestad, en la brisa que arrastra un hechizo, que trae consigo el dolor de la muerte.
Un final necesario para extirpar el dolor, para calentar mi sangre, para renovar mis esperanzas.
Un final necesario para renacer y volver a soñar.