Escasas son las vias, mínimas las señales, no hay barreras para separar tu esencia ruda de la mia, los motores sonoros superan la fuerza de mis piernas musculosas, no tengo tu respeto. Cada mañana veo como somos más y más, cada tarde veo como regresamos sudados a casa luego de un arduo pedaleo. Este es un recuerdo tal vez un sueño, en este momento me encuentro tirado en un ardiente cemento, a un costado de la vereda amarilla, a milimetros de furiosos autos que se aferran a mi, me asustan. Esa delgada pista es una ciclovia, ciclomia no tuya.
Cuento presentado en el Concurso «Santiago en 100 palabras» versión 2013